Parece extraño pero, después de haber sido considerado por décadas un maestro indiscutible del cine, el nombre de Luis Buñuel comienza a disolverse, un nombre sólo conocido por cinéfilos y estudiantes de cine. Se olvida que hubo un tiempo en el que sus películas eran inmensamente populares: fue cuando debió exiliarse en México (tras un brevísimo período en los EE.UU.) a causa de la dictadura de Francisco Franco en su España natal. Después de casi quince años -entre Las Hurdes/Tierra sin pan y Gran Casino- haciendo sólo pequeñas cosas, después de dirigir el fracaso de Gran..., protagonizado por otra exiliada, Libertad Lamarque, y Jorge Negrete, pasó otros tres años hasta que, finalmente, logró ubicarse en la floreciente industria mexicana con El gran calavera. El éxito llegaría con el drama social Los Olvidados, y de allí en más crearía lo que, para muchos, es lo mejor de su obra, todo el periodo mexicano, con alguna escandalosa coproducción española incluida. En general se trata de melodramas sobre personajes obsesivos y apasionados que terminan excediendo toda cordura, sean santos (como el alucinado protagonista de Simón del desierto) o pecadores (El bruto). Y siempre brilla el sardónico espíritu surrealista, que vuelve las secuencias más crueles o extrañas parte natural del mundo retratado en la pantalla. Así, cada una de estas películas debe verse en clave doble: como el producto que se quería vender al gran público y como la broma oscura y desesperada que el anticlerical Buñuel incluía de contrabando. Sigue siendo un cine mucho más audaz que el contemporáneo.
La entrada es libre y gratuita para residentes argentinos. Reservas en Entradas BA. Sujeto a capacidad de sala.
A lo largo de todo el año impulsamos convocatorias abiertas y públicas para invitar a referentes culturales, colectivos, organizaciones, instituciones y artistas a proponer y llevar adelante contenidos culturales y artísticos junto al centro.
Ver convocatorias