Para muchos críticos, esta es la mejor comedia jamás hecha. Exageración aparte, la historia de dos músicos que, para escapar de una pandilla de gánsteres, se disfrazan de mujer y se unen a una orquesta de señoritas le permitió a Wilder generar una de las mayores farsas sobre el sexo que jamás se hayan filmado. No sólo por la presencia de una Marilyn Monroe en la cima de su capacidad como comediante (de hecho, es probable que sea su mejor actuación, y era buena en serio), sino la relación entre un Jack Lemmon desatado -nunca estuvo más histriónico y aquí funciona- con el comediante Joe E. Brown. Todo es justo y perfecto, desde los diálogos cómicos cercanos a veces al surrealismo de Groucho Marx, hasta el toque romántico que otorga Tony Curtis. Y de paso, tiene la mejor frase final de todo el cine.
Entrada sin cargo para argentinos y residentes. Reservas en Entradas BA. Sólo apta para mayores de 13 años. Sujeto a capacidad de sala.
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