La historia del cine bélico de los Estados Unidos alcanzó su pico en los alrededores de la Segunda Guerra Mundial. Si bien hubo muchos filmes “patrióticos”, sobre todo en la clase B, que tendían al triunfalismo, la mayoría de los mejores ejemplos del género tienen una mirada desencantada respecto del heroísmo y la guerra en sí misma. Películas como Fuimos los sacrificados, de John Ford, Objetivo: Birmania, de Raoul Walsh; o Los mejores años de nuestras vidas, de William Wyler, muestran la angustia, el miedo y la tristeza que rodean a la guerra. Arenas de Iwo-Jima, de Allan Dwann narra el entrenamiento de un pelotón a cargo de un duro pero justo sargento (uno de los mejores trabajos de John Wayne en toda su carrera) y su entrada en combate en la durísima y crucial batalla de Iwo-Jima. Pero Dwann no cuenta sólo la vida en el cuartel, con sus sinsabores y anécdotas, sino la guerra como algo que degrada todo vínculo social (el encuentro de Wayne con una prostituta es de las secuencias más amargas del cine clásico de Hollywood) y, finalmente, no más que la ocasión para el ejercicio desesperado de la supervivencia. La película, como otras del período, incluye mucho material documental tomado por las propias tropas estadounidenses, y es un clásico que trasciende tanto su época como su género.
La entrada es libre y gratuita para residentes argentinos. Reservas en Entradas BA. Sujeto a capacidad de sala.
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